Dr. Juan Carlos Iannicelli
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481 visitas Publicada: 07/10/14

¿PODEMOS DAÑAR LA PIEL DE NUESTROS NIÑOS?

FLORA DE LA PIEL NORMAL E INTERACCIONES CON APARATO INMUNE.

Control de la inmunidad de la piel por Comensales Residentes
                                                                                                          Science 2012, 337:115-1119

 
Se denomina flora o biota  al conjunto de bacterias que viven, en una relación de simbiosis tanto de tipo comensal (uno de los participantes obtiene un beneficio mientras que el otro no se ve ni perjudicado ni beneficiado) como de mutualismo (individuos de diferentes especies, en donde ambos se benefician y mejoran su capacidad biológica). Este conjunto forma parte de la microbiota normal.


Aunque los microbios han sido clásicamente considerados como patógenos, ahora está  bien establecido que la mayoría de las interacciones huésped/bacteria son simbióticas. Durante el desarrollo y en la edad adulta, las bacterias intestinales forman a los tejidos, células, y el perfil molecular de nuestro sistema inmune gastrointestinal.

Por ejemplo, determinados alimentos interactuan con receptores inmunes intestinales y con ello regulan la organogénesis de los folículos linfoides, la inmunidad intestinal, y la microbiota.

Esta alianza, forjada a lo largo de muchos milenios de coevolución, se basa en un cambio molecular que implica señales bacterianas, que son reconocidos por los receptores del huésped para mediar resultados beneficiosos tanto para los microbios como  para los humanos.
Cuestiones específicas del sistema inmune adaptativo, son influenciados por las bacterias comensales intestinales. La comprensión de los mecanismos moleculares, que median la simbiosis entre bacterias comensales y los seres humanos, puede redefinir la forma de ver la evolución de la inmunidad adaptativa y en consecuencia la forma de enfocar el tratamiento de numerosos trastornos inmunológicos.
Bacterias comensales intestinales inducen respuestas protectoras y reguladoras que mantienen el mutualismo huésped-microbio.

Sin embargo, la contribución de los comensales residentes de otros tejidos, a la inmunidad y la inflamación en los sitios de barrera no se ha abordado.
Se encontró que en los ratones, la microbiota de piel tiene un papel autónomo en el control del medio inflamatorio local y ajuste de la función de linfocitos T.
La inmunidad protectora frente a un patógeno cutáneo,  era críticamente dependiente de la microbiota la piel, pero no de la microbiota intestinal.

Los comensales residentes de la piel son necesarios para la óptima competencia inmune de la misma. La piel representa la interfaz principal entre el huésped y el medio ambiente. El perfil de la microbiota de la piel, ha revelado la presencia de  comunidades comensales muy diversas, a lo largo de distintos sitios de la piel.
El entendimiento del papel de la microbiota de la piel, en el mantenimiento de la función de tejido no es sólo de  importancia primaria para la salud humana, sino que la microbiota que se encuentra en diferentes tejidos - piel, intestino, pulmón - tienen un papel único en cada sitio y el mantenimiento de una buena salud, requiere la presencia de varios conjuntos diferentes de comunidades comensales.
Diversos estudios proporcionan nuevos conocimientos sobre la función protectora de los comensales de la  piel,  y demuestra que la salud de la piel se basa en la interacción de los comensales y células inmunes.
En este estudio, los investigadores colonizaron ratones libres de gérmenes (ratones criados sin microbios de origen natural en el intestino o la piel) con Staphylococcus epidermidis comensal de la piel humana.
Ellos observaron que la colonización de los ratones con esta, una especie de “bacterias buenas”, activa  un tipo de célula inmune en la piel del ratón, que produce una molécula de señalización celular, necesaria para proteger contra los microbios nocivos.


Los investigadores posteriormente infectaron a los ratones libres de gérmenes con un parásito, tanto a los colonizados como a los no colonizados. Los ratones que no estaban colonizados con la bacteria “comensal”, no emprendían una respuesta inmune eficaz contra el parásito; en cambio los ratones que fueron colonizados si lo hicieron.

Comentario:
Estos datos,  muestran la interacción entre las bacterias comensales de la piel, y el desarrollo de un “buen” sistema inmune, si esto es similar con la piel humana, cabría cuestionarse, si las modificaciones ejercidas sobre la microbiota de la piel, con elementos cosméticos o antibacterianos, que rompan con esta simbiosis, son perjudiciales mas que beneficiosos para el desarrollo de futuras enfermedades en nuestros niños, porque “eliminando” la flora comensal,  se interfiere con los mensajes/estímulos necesarios para la generación de defensas inmunológicas, contra agentes nocivos, en un futuro próximo.

Para decirlo con otras palabras, el lavado continuo o los jabones que eliminan el 99% de los gérmenes nocivos de piel (y también los comensales) deberían ser evaluados en sus posibles efectos a corto o largo plazo sobre las consecuencias, relacionadas con la generación de la respuesta inmune necesaria para mantener óptima la función de barrera de la piel humana. Al menos durante los primeros meses de vida, momento en el cual se está desarrollando este proceso.
Los pediatras deberiamos tener mas información sobre estos temas, antes de recomendar estos productos, de los cuales desconocemos sus consecuencias a largo plazo.